El queratocono es una enfermedad en la que la córnea sobresale hacia fuera como un cono. El nombre procede del griego (keratokonus) y literalmente significa «córnea en forma de cono».

Síntomas del queratocono

No se conocen las causas por las que el queratocono afecta a determinados individuos, pero sí sabemos que causa síntomas por dos motivos: por la deformación de la córnea y por las cicatrices que se producen en los puntos de mayor deformación.

Los síntomas del queratocono normalmente empiezan por una visión borrosa, similar a la que producen otros errores refractivos más comunes o el astigmatismo.

Sin embargo, el síntoma distintivo del queratocono es la dispersión de imágenes fantasma alrededor de un objeto. Este síntoma también puede mostrarse con distorsiones por ráfagas o destellos y a menudo está acompañado por sensibilidad a las luces brillantes y picor ocasional.

 

El queratocono también suele provocar una mala visión nocturna. Las distorsiones visuales y la visión borrosa son más pronunciadas en condiciones de escasa iluminación, ya que la pupila se abre para captar más luz y, al hacerlo, deja expuesta una mayor área de la superficie irregular de la córnea.

Tratamiento del queratocono

Las gafas y las lentes de contacto blandas normales pueden ser de ayuda en los casos más leves, ya que pueden corregir con éxito los problemas de agudeza visual. A medida que la enfermedad progresa, las lentes rígidas permeables al gas (RGP) se suelen prescribir para corregir la agudeza visual, en parte porque se amoldan menos a la forma cambiante de la córnea. Las lentes para queratocono corrigen los problemas visuales, pero no impiden el avance de la enfermedad.

Cuando la enfermedad se agrava, el uso de lentes especiales y la cirugía son las opciones de corrección más eficaces.

Cirugía y trasplante de córnea

Los trasplantes de córnea, que también reciben el nombre de queratoplastia, son frecuentes, seguros y eficaces. Sin embargo, los pacientes continúan necesitando algún tipo de corrección de la visión normal.

Durante los trasplantes de córnea, el cirujano extirpa la córnea del paciente y la sustituye por una córnea procedente de un donante. Puesto que la córnea no tiene un sistema de riego sanguíneo propio, no es necesario que haya compatibilidad de grupos sanguíneos para implantar una córnea de un donante. Los resultados visuales normalmente son excelentes, independientemente de la gravedad de la enfermedad, la técnica quirúrgica y otros factores.

Los implantes de anillos corneales, o Intacs, son una alternativa quirúrgica a los trasplantes de córnea que ha sido aprobada recientemente por la FDA. Se insertan unos arcos muy finos mediante pequeñas incisiones realizadas en el borde de la córnea, creando un anillo apenas perceptible en el ojo. Estos anillos ejercen presión sobre la curvatura de la córnea para aplanar la punta del cono y lograr que recupere una forma más normal.

La reticulación del colágeno corneal (o CXL, por sus siglas en inglés de Corneal collagen cross-linking) es un tratamiento en desarrollo que se está estudiando en Europa y del que actualmente se están realizando ensayos clínicos en Estados Unidos. Las reticulaciones de colágeno son los anclajes naturales de la córnea. El tratamiento de reticulación consiste en saturar la córnea con un colirio especial para después activar la solución con luz ultravioleta y conseguir que aumente la reticulación del colágeno. Aunque la reticulación no cura el queratocono, los estudios realizados están siendo alentadores respecto a su potencial para detener la progresión de la enfermedad.

Si le preocupa tener queratocono o ha experimentado un empeoramiento de la enfermedad, hable con su oftalmólogo. El oculista es su mejor aliado a la hora de evaluar su salud ocular y las opciones de tratamiento. Además, podrá realizarle un diagnóstico exhaustivo del queratocono. Las revisiones oculares frecuentes también son importantes para que el oftalmólogo pueda llevar un seguimiento de nuestros ojos y nuestra visión para mantenerlos sanos durante el máximo tiempo posible.

 

Nada de lo publicado en este artículo constituye un consejo médico ni pretende sustituir las recomendaciones de un profesional de la medicina. Para preguntas específicas, consulte a su profesional de la visión.
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