Seguramente habrá oído alguna vez la palabra «glaucoma», pero puede que no sepa en qué consiste exactamente, aparte de que es un problema ocular.
A continuación encontrará la definición de glaucoma que estaba buscando (en un lenguaje cotidiano).
Se trata de una enfermedad ocular en la que los daños que sufre el nervio óptico pueden producir una pérdida de visión. El glaucoma es la segunda causa principal de ceguera y suele producirse en personas de más de 60 años, aunque también puede aparecer a partir de los 40. Aunque no puede evitarse (al menos no con la tecnología de la que disponemos actualmente), sí puede diagnosticarse y tratarse correctamente si se detecta a tiempo.
Distintos tipos de glaucoma
El glaucoma puede ser de diferentes tipos. De hecho, se suele clasificar como un grupo de trastornos oculares. Entre dos de estos trastornos se incluyen:
Glaucoma de ángulo abierto
En esta forma de glaucoma, el líquido no se drena correctamente del interior del ojo, por lo que la presión interna aumenta y genera una pérdida gradual de la calidad de la visión. Esto puede suceder a lo largo de un largo periodo de tiempo, por lo que puede resultar difícil de detectar si no acudimos al oftalmólogo para realizarnos revisiones periódicas de posible glaucoma.
Glaucoma de ángulo cerrado
De nuevo, el ojo no drena correctamente porque sus canalizaciones están obstruidas. La diferencia en este tipo de glaucoma está en que el iris del ojo no se abre todo lo que debiera. La presión ocular también aumenta más rápidamente. Cuando esto sucede, el paciente puede sufrir un dolor intenso, con jaquecas y náuseas, el cual requiere una atención médica inmediata.
Cirugía del glaucoma y otros tratamientos
Puesto que necesitamos que el ojo drene correctamente para revertir los efectos del glaucoma, existen diversos tipos de cirugía que se utilizan para lograrlo. El láser puede utilizarse para reducir el aumento de la presión dentro del ojo.
Un método menos invasivo sería la administración de medicamentos. Su eficacia normalmente depende de lo pronto que se haya detectado el glaucoma y del grado de presión en el interior del ojo. Su oftalmólogo podrá explicarle mejor la opción más conveniente para usted.
Aunque el glaucoma no tiene cura por el momento, sí que se puede controlar y tratar. Como ocurre en muchas enfermedades, la detección precoz es fundamental. No olvide visitar a su oftalmólogo periódicamente, aunque no tenga ningún problema.